Dias de sol con la manchita



Queridos amigos:

Es en estos días grises, cuando empieza el invierno, que extraño y recuerdo el mejor verano de mi vida junto a ustedes. Junto a Dafne, Eisele, Andrea, Ernesto, Walter hasta incluso a Mariana, Anait, Angela y Alejandra. Hoy la vida a dado muchas vueltas y todos estamos en lugares totalmente diferentes a los de ese verano y a lo que creímos lograr cuando fuéramos grandes.

Recuerdo el día que los conocí. Mi mamá abría su bodega tienda de chups y al frente ponía la super piscina de los Picapiedras en plena calle a envidiosa vista y paciencia de todos. Fue ese día que, cuando vinieron a comprar un chup, nos atrevimos a invitar a Andrea y a Ernesto a unírsenos en nuestro prestigioso Yatch Club de la Avenida San Miguel. Desde ese día fuimos inseparables.

Recuerdo los paseos en bici, la bajadita del estacionamiento, los bailarines de "Milenio". Mi primer amor platónico en "Milenio", un moreno alto y guapo de ojos verdes y sonrisa amable. Recuerdo bajar avesadísimos a ese estacionamiento y que me tiraron una rata seca unos chicos que, luego de eso, quedaron descartados de nuestra selecta "manchita". También cuando robamos una pelota de tenis para Ayla, la cual reventó a la primera mordida.

Recuerdo cuando, valientes nosotros, íbamos por terrenos desolados del malecón de Bertoloto, buscando aventura y encontramos un condón lleno de tierra. Recuerdo las múltiples caídas de bicicletas. Recuerdo nuestros perros, sus gatos. Recuerdo la escapada frustrada de Deborah y Stephanie. Recuerdo cuando Eisele camino descalza a mi casa y yo hice lo mismo a la suya de puro mona. Recuerdo nuestro eterno odio a la "señora sin teta" por envenenar perros y gatos. Recuerdo la adrenalina que sentí el día que el chofer de la combi nos persiguió por romper su vidrio y herir a una señora al tirar globos al parabrisas. Recuerdo el acento charapa de Walter y su triste alejamiento al año siguiente. Recuerdo que bajabamos la luz del edificio del frente.

¿Pero sabes qué es lo que más recuerdo? Recuerdo que era feliz, llena de cicatrices en las rodillas, con mis shorts de jean heredados y mi look cómodo. Pienso y espero que todos éramos felices ahí en ese momento y espero que siempre lo recordemos así, como yo lo recuerdo ahora.

Pues a pesar de cómo ha cambiado el panorama ahora, siempre queda ese momento, que fue de los más lindos de mi vida, en San Miguel, la manchita juguetona de la cuadra. Espero que de alguna manera, chiquita o grande, todos alcancemos ser algo de lo que queríamos, sino algo mejor. Los quiero mucho y los extraño mil amigos míos, pero espero que todo vaya bien en la vida de todos nosotros, a pesar de lo locos que podamos llegar a estar.

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