Siu mai pa ti ...

Lolita iba caminando por Miraflores, vestía lo que ahora llaman "look urbano" pero ella siempre había vestido así, sin estereotipos, como le venía en gana, sin intenciones de llamar la atención y por sobretodo cómoda. A pesar de no buscar atención Lolita siempre atraía miradas. Era guapa, ni gorda ni flaca, voluptuosa en los lugares apropiados y a la medida justa y necesaria. No muy alta y su único acto de vanidad habían sido sus lentes cosméticos negro azabache, los que le daban una sensación de tener mirada de gitana. Se dirigía a su departamento en Miraflores, caminando por la Avenida Diagonal, bajo el cielo color panza de rata que caracteriza a Lima en invierno. Pasó por la calle de las pizzas y había ya una que otra obvia puta paseando por ahí. El viernes estaba soltando sus primeros vestigios. Entró a Berlín pensando en que se pondría para la cita de más tarde, un nuevo cliente había caído en la trampa de la historia de su mayor fantasía sexual, era un trío con

Era uno de esos días monótonos, y eso que era sábado en la noche. Aún así estaba entretenida, cómoda, echada en el sillón terminando de leer mi libro, el cual terminé entre lágrimas pero feliz. Mientras lavaba los platos del lonche sonó mi ruidoso adriberry oriental, con el que aún tengo una relación difícil. Era una llamada de teléfono público: - "Hola Adriana, soy Camilo, el chico que lee tu blog"- Me dijiste con una vocecita que era distinta a la voz de machazo que había imaginado que tendrías. -"¿Hola, qué tal? ¿En qué andas?"- Y bueno, quedamos en conocernos al fin esa noche, aprovechando que estabas cerca, que te habían plantado y te acercaste un poco más a mi casa para encontrarnos. Tomé un taxi al óvalo higuereta, no me creíste que estaba en el taxi, pero en realidad salí sin una gota de maquillaje, no estoy segura si por lo menos me peineé, solo que fui a conocerte sin mayores preámbulos. Estabas parado frente a la SUNAT, con tu saco negro, el únic

He notado que sufro un grave problema, ilusionitis aguditis, ingenuidad grave, crédula hasta la médula. Tontísima es el diagnóstico general. Díganme que se puede hacer por una enfermedad tan arraigada como la mía, la de creerse todo lo que me dicen, prometen, juran y re juran un chico que me gusta y dice que yo le gusto. Pienso que quizá me hago un mundo de una huevada, pero la verdad es que así soy. No puedo mentir, ocultarlo y dejar de escribirlo porque escribir es mi desfogue, mi desagüe de toda emoción muy fuerte. Lo conocí por este blog y es que en realidad nunca me había importado darle mucha bola. Pero en cuanto lo conocí, todo loco y divertido, me reía tanto que me gustó. ¿Cómo nos encantan aquellos que nos hacen reír tanto, no? Bueno pues a mi me gustó, luego me encantó, luego lo quise. Todo esto progresivamente, el me dijo que le gustaba, que le encantaba y que me quería "tal y como era". Me sentí Bridget Jones con Mr. Darcy y ya que me encanta esa película, me

Ser mujer en el Perú Ayer compré este libro en la feria. La verdad que no esperaba mucho, porque nunca había escuchado de él, es más, ni he terminado de leerlo. Pero adelantándome un poco a los hechos, leyendo los primeros dos relatos me he sentido algo identificada y más que todo, fortalecida. Son relatos de mujeres que tienen que enfrentar el machismo de los 70s (sí, algo antiguito mi libro) y sus relatos varían de acuerdo a su profesión y modo de vida. Eso no es de lo que quiero hablar, aunque lo recomiendo leer. Lo que me llegó de reflexión es lo afortunadas que somos hoy en día las mujeres, aún hay mucho por hacer, ya que hay mucha gente que tiene ideas bastante conservadoras con respecto a la mujer, principios jalados de los pelos, refiriéndome al Perú. A pesar de todas estas dificultades que algunas podemos tener, creo que es importante apreciar lo que tenemos hoy en día, las ventajas que tenemos. Ellas pudieron lograr sus más profundos deseos, incluso con tantos proble