Siu mai pa ti ...

Me haces distraerme de mi trabajo, generas que haga a un lado a mis amig@s, me enamoras cuando nada es verdadero en esto. Bombeas, te emocionas, me ilusionas, lo quieres, te entregas gratuitamente, sin medir consecuencia alguna. Y no es esta la primera vez, ni la segunda, creo que ni siquiera la tercera. Son más. ¿Acaso no te quieres un poquito a ti, tanto así como lo quieres a él? No es acaso él, ellos (los que fueron), ¿no son acaso menos o poco menos importantes en tu vida que tú? Y ¿qué paso con los que fueron buenos, aquellos que te trataron bien y te consideraban plenamente? Pero a ti parece no importarte y seguro que hasta no gustarte eso. ¿Qué te sucede? ¿Cuál es tu problema? ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué te lo permito como se los permito a ellos? Creo que es hora que tú y yo entremos en diálogo, nos pongamos de acuerdo. Porque yo te quiero, eres parte de mí, no deseo alejarte y esconderte. Recuerdo que cuando te soltado en el momento adecuado y

Mr. Pedo apareció un día de forma repentina en mi facebook, pensé que me había contactado por leer mi blog, pero no. Pensé que iba a ser algo así como con Camilo  a quien también conocí por leer mi blog y yo el suyo, pero no fue así, aunque no sé si peor o igual. Mr. Pedo me invitó a salir más de una vez y lo esquivaba. Le metía uno que otro floro porque estaba saliendo con un chico mucho más interesante, gracioso, simpático y con menos tendencias narcisistas. A Mr. Pedo le molestaba como reaccionaba a sus bromas doble sentido (en las que no escatimaba), pero yo no quería que me trate como cualquiera, así que al toque lo ponía en su sitio, lo cual lo asustaba. Hay formas de cuadrar por chat. Bueno, siguió el jiji jaja jojo con Mr. Pedo, los piropos me sedujeron, las llamadas, los mensajitos, el interés logró su objetivo así que acepté salir con él un bendito día de lluvia (debí hacerle caso al clima). Esa noche salí tarde de trabajar por una traducción que tenía que entregar,

Son mis miedos los que me paralizan, paralizan mis sueños, mis metas, mis más grandes anhelos y proyectos, me evitan el disfrutar lo más lindo de la vida, por miedo a ¿qué? a perderlo todo. ¿A perder qué? Si nada de lo que tengo es mío, ni siquiera este cuerpo, así lo desnude. Muchas veces mis pensamientos no son míos y los que son míos temo compartirlos porque alguien los puede estropear. Por miedo a perder lo que más quiero y añoro nunca llego a disfrutarlo. Soy como esa amiguita de mi barrio que jugaba con sus barbies dentro de su caja original para no maltratarlas y por no sacarlas de su empaque nunca llegó a disfrutarlas plenamente. Todo empezó porque las primeras veces que jugó libremente con ellas, sin caja, se maltrataron mucho y no las quería volver a perder. Como mi abuela con su vajilla fina que no recuerdo como será. Así soy yo con mis sentimientos y anhelos, todo porque cada vez que los saco se maltratan o se quiebran como las ba

A veces hacerte de un escudo emocional hace que te salga callo en el corazón, una coraza protectora difícil de eliminar. Por ratos creo que lo logro pero en realidad no. O se saca o no se saca, no debe ser por ratos o a medias. Me cuesta querer más de lo que hubiera imaginado, con mi primer enamorado también me pasó lo mismo, por eso sigo intentando, pero a veces creo que estoy forzando las cosas y pienso que él también lo percibe así. Lo quiero, no lo quiero, estoy como deshojando margaritas, ¿es eso correcto? No sé si es que el exceso de golpe me insensibilizó o si simplemente no lo quiero nada, nada como para no arriesgarme y seguir intentándolo, conociéndolo. Intento quererlo. Es un buen hombre, me trata como merezco, es todo lo que quisiera tener, pero no estoy segura de la química. O es simplemente por mi maldito escudo, sigo preguntándome, sigo mintiéndome que sí cuando sé que no. Si alguien me contara lo mismo que estoy pasando le diría que no, pero no quiero

Mis noches de juerga son geniales y en ellas solo necesito tres cosas: Buena música Buena compañía Y (no necesariamente bueno) alcohol. Es como si Lima adquiriera una atmósfera distinta... Me atrapa, me cuesta despegarme de ella. Las luces iluminan distinto, el aire que respiro es menos denso y mi cuerpo es mas liviano, tanto física como emocionalmente. La última vez fue la celebración de licenciatura de mi amiga Gelatina. Llegué algo palteada, no conocía a muchos o a casi nadie, pero el vino, la joda, el sarcasmo y Nacho Vidal se llevaron de largo toda cohibición. Terminé durmiendo en el baño parte de la noche, hablando en un idioma desconocido para decir que estaba bien. Era feliz ebria, hasta el queso, pero después de mucho tiempo feliz. Al día siguiente estaba con una resaca de la PTM y salí con un chico al que le tuve que solapear la resaca y tomar un juguito de maracuyá en vez de un trago. Felizmente todo fue bien. Me quedo con una lección de todo esto, es

Hay hermanos mucho por hacer (a lo Vallejo). Un largo camino por recorrer. ¿Para qué? Para lograr ser una familia más que un país, ser una patria antes de una economía, una satisfacción antes que una gastronomía exótica y sobretodo un clamor unido antes de un llanto desarmonioso pidiendo JUSTICIA, SEÑORES, JUSTICIA. Somos todos sus moscas y ellos siguen siendo nuestras vacas, a quienes les damos los mejores pastos de nuestra tierra para que ellas nos devuelvan mierda, nos la cobren y a coletazos nos espanten de los beneficios. Les cedemos lo mejor de nosotros  para que hasta boten lo bueno que les sobra y nos sigan dando mierda y coletazos. Así vengan vacas nuevas, vacas siguen siendo. A las moscas les da miedo las vacas porque en el momento menos esperado... ZAS! las vacas las matan de un coletazo. Lo malo es que las moscas no pastan, ni saben aprovechar la tierra, las moscas necesitan que otras bestias de otras especies vengan a aprovechar la tierra, sino ¿quién?