Reflexiones de un viaje interprovincial

Es curioso como unas vacaciones te pueden desconectar un tanto de tu realidad. Fui de viaje, lo disfrute mucho, conocí lugares muy lindos donde compartí un momentos que no olvidaré.

A pesar de lo desconectada que pude estar de mi limeña realidad, la cual extrañaba de rato en rato, vimos unos paisajes que me pusieron los más cerca y dolorosamente posible a la realidad, pero no a la mía, sino a la de muchos otros.

La indiferencia de todos es lo más abominable de todo esto. Me hierve la sangre al pensar que esa gente no solo vive en la pobreza, sino que ignora como son usados por la gente de poder y dinero.

Y ahora que todo el mundo se anuncia con las elecciones, la cosa es aún más conchudona. Todos alcanzan a los rincones más alejados del país cuando de propaganda política se trata. Pero cuando de cumplir promesas es, todo el mundo olvida.

Pienso que no hay mucho que pueda hacer yo, que soy una maquinita más de las que producen para el beneficio de los más ricos. Pero espero tener la forma de poco a poco, poner mi granito de arena, por todos y por cada uno sin necesidad de ser uno de esos hipócritas prometedores que solo se aprovechan del más pobre para exprimir lo poco que puede dar.

Amo este país, amo su comida, amo su gente, su música en el micro, sus llantos de huaynos, su siesta reparadora en la combi de vuelta a casa. Amo sus luces, sus nostalgias, sus rencores, sus amores y todo lo que odio en ella, amo odiar.

:)

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