Meet Mr. Pedo


Mr. Pedo apareció un día de forma repentina en mi facebook, pensé que me había contactado por leer mi blog, pero no. Pensé que iba a ser algo así como con Camilo a quien también conocí por leer mi blog y yo el suyo, pero no fue así, aunque no sé si peor o igual.

Mr. Pedo me invitó a salir más de una vez y lo esquivaba. Le metía uno que otro floro porque estaba saliendo con un chico mucho más interesante, gracioso, simpático y con menos tendencias narcisistas.

A Mr. Pedo le molestaba como reaccionaba a sus bromas doble sentido (en las que no escatimaba), pero yo no quería que me trate como cualquiera, así que al toque lo ponía en su sitio, lo cual lo asustaba. Hay formas de cuadrar por chat.

Bueno, siguió el jiji jaja jojo con Mr. Pedo, los piropos me sedujeron, las llamadas, los mensajitos, el interés logró su objetivo así que acepté salir con él un bendito día de lluvia (debí hacerle caso al clima). Esa noche salí tarde de trabajar por una traducción que tenía que entregar, así que me encontré con Mr. Pedo en la puerta del Cineplanet de jirón de la unión un poco tarde. Aunque en realidad él me encontró a mí tocándome en el hombro desde atrás.

Sus fotos lo habían favorecido demasiado, era un enano feo con cara de chucha impresionante. Lo ví y me di cuenta que era uno de esos seres inseguros de sí mismos que disfrazan su carencia con soberbia.

Inmediatamente Mr. Pedo me ofreció un libro:

Yo: ¿Qué es esto?
Mr. Pedo: Es mi libro (¡Ah, verdad! Había olvidado mencionar que es escritor y parece que algo conocido, aunque yo no lo conocía, así que tanto no puede ser jaja.)
Yo: ¿Me lo vas a regalar?
MP: Sí, quiero saber tu opinión de él.
Yo (y mi cruda sinceridad): Pero así no vas a ganar nada ¿cómo vas a andar regalando libros? No esperes hacerte rico así, ah.
MP: Jajaja ¿Siempre eres así? Tómalo igual te lo regalo
Yo: Bueno, gracias (supongo)
MP: No lo metas mucho que te lo tengo que firmar.
Yo: Mmm... ¡ya! Después porque ahora está lloviendo (¿qué coños se cree este pata?)

Inmediatamente Mr. Pedo tomó el control de la situación, sabía claramente que yo quería ir a una exposición que le había comentado, pero me puso los peros ideológicos más estúpidos de la vida y yo entendí que no quería ir, así que decidió que iríamos al Bar Queirolo. Así que después de tanta propaganda que le hizo al lugar pensé que era realmente bueno y fuimos.

No era bueno, era un antro apestoso, lleno de borrachos a las 8 de la noche, una atención hasta el pedo (digna de mi acompañante) y solo había una mesa junto al baño (un lugar de mierda, literalmente). La mesera que nos atendía no estaba exactamente feliz y contenta. Cuando nos pasamos a otra mesa libre pero sucia y mientras ella semi limpiaba con su trapo sucio, Mr. Pedo le dijo: "Es que así somos los charapitas, de carácter fuerte." Obvio que a mí me dio vergüenza ajena y pensé que yo que ella le zampaba un lapo por confianzudo.

Luego tomábamos nuestros chilcanos mientras la conversación se monopolizaba cada vez más. El escritor hablando de sus inamovibles principios y de mis labios de fruta que quería besar. Fue en ese momento que decidí pedirme una butifarra con harta cebolla. Nunca me besó ni lo iba a hacer con esa cara de chucha que tenía el enano horrible.


Y bueno, yo refutaba sus principios tan estrictos intentando generar una conversación como Dios manda, pero él solo hablaba de sus sueños, sus principios y lo bueno que era en todo, en TODO aspecto ¡Incluso se decía bueno en la cama! Pobre imbécil. Para mí en ese momento la salida era un completo fracaso, ya me había hartado del tipo, aproveché un momento que se fue al baño y, como es mi costumbre, me puse a lorear con extraños (con la mesera y el cajero del Queirolo).

La mesera me dijo: "Se nota que es un imbécil, ¿qué haces con ese tipo?"
El cajero dijo: "Sí, deberías aprovechar e irte ahora, es más yo nunca lo he visto acá."

Llegó Mr. Pedo y la conversación se tornaba más y más densa. Le comenté que yo creo en Dios y se burlo de eso (la última vez que alguien lo hizo le tire la biblia en la cabeza, intolerancia le llaman). Luego cuando quise excusarme de que tenía que irme a encontrar con unas amigas como floro para escapar de ese calvario empezó a decirme que mis amigas no harían lo que yo hago por ellas.

Eso fue más de lo que pude soportar, agarré mis cosas, me paré y lo miré y dije (esto tipo telenovela): "¿Sabes qué? No aguanto más esta conversación, me voy." Y me fuí, salí de ese lugar a ver a mis amigas en Barranco pensando que esta era una lección de que los huevones rondan excesivamente por el mundo (sobretodo por el facebook) y mejor me quedo con el buen chico con el que estoy.

Y fue así como la curiosidad mató al gato, o mejor dicho, a Mr. Pedo Morales.


Comments

Popular posts from this blog

Hombre de lata

Circo de contradicciones

Auto traición