Papelito



Una envoltura de chocolate tirada al piso por un energúmeno que cree que la vía pública es su tacho de basura, su depósito de porquerías.

La rebelde envoltura, indignada se aleja del energúmeno, el viento la ayuda, es su fiel cómplice.

Tan hermosa y sin nada que envidiarle a ninguna pluma, hoja al viento; ella vuela artística, colorida, metálica y alegre por tristes calles, llenas de más papelitos, fluidos, envolturas, caca, pichi... mierda más mierda. Pero lo ignora todo, sigue volando, de rato en rato choca el piso y se ensucia.

Se cansa, repentinamente entra en un bache, se hunde, una luz diminuta lo lleva, ¿a dónde? El papelito solo se deja llevar, estéticamente pasivo. El puntito de luz se amplia cada vez más.

Al fin llego, no sabe cómo, parece un paraíso, un paraíso de basura, solo que ya no es basura, no es estorbo, es útil, es arte. Todo esta hecho de muchos papelitos, mucha basurita, muchos desperdicios, pero nada se desperdicia, todo sirve para un propósito y él lo ve.

Inmediatamente un apurado recogedor lleva a papelito a una tina inmensa donde caen todos los papelitos que cayeron por ese bache de luz. Una esponja los refriega, pero todo se mueve por voluntad propia o así parece. 

Papelito no entiende nada, está confuso, pero a la vez se siente en paz, las burbujas de jabón vuelan a su alrededor y sutilmente se escucha música clásica, como si viniera de la distancia o desde muy adentro de sus pensamientos. Es un renacer a una nueva vida, una buena, una limpia y útil, ya no es más un papel desechable al primer uso, acá todos son necesarios, todas las ideas nutren, todas las energías los alimentan y se respetan.

Ojalá un día yo pudiera viajar como papelito y encontrar mi paraíso, donde me sienta útil y sin ser juzgada, sin juzgar.



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