Una gran amiga


Después de un día con las emociones a flor de piel, con una habilidad casi nula de oprimir el llanto, de aparentar mi tristeza.

Viniste tú, solo uno pudo mandarte en un momento tan preciso. Solo uno pudo saber cuánto necesitaba un abrazo, una oyente, chocolate y un helado.

Gracias a este milagro de tu amistad, pude seguir el día, la semana con una sonrisa en los labios.

Llegué a casa esa noche cansada, exhausta emocionalmente pero reanimada y no hay nada que mejor levante esas emociones que saber muchas cosas…

Mientras corro, sé que mi familia me extraña, me quiere, que ciertas cosas aún son seguras, que empiezo a avanzar profesionalmente, que no me falta comida, una casa, que extraño a mi perrita pero que ella me extraña también.

A pesar de la tristeza que se fue, corro y corro en círculos porque sé que no llegaré a nada, pero cansarme me alivia, me libera.

Quiero correr porque pienso como sería volar, quiero correr porque si el día me agoto, pues quiero estar más agotada para dormir más profundamente y seguir soñando que tengo alas y vuelo.

Corro para cansarme, para que cuando llegue no tenga la energía de pelear, sino de seguir asintiendo, aceptando, aguantando los conflictos.

Luego llega una amiga que realmente extrañaba, por la que estuve aún más triste y me alegra la noche.

Comemos pan con pate, charlamos, reímos, nos burlamos de su ojo palpitante y de que la abuela confunde shampoo con crema para manos, en plena aplicación.

En esta habitación somos efímeramente felices.


Comments

Post a Comment

Popular posts from this blog

Hombre de lata

Circo de contradicciones

Auto traición