Disculpas



 Disculpas, primero a este blog por no escribir hace siglos, y de disculpas son las siguientes historias...

Pepita y Pepito se conocieron gracias a Amaranta. Pepito es un gran pendejito, es amigo de infancia de Amaranta y Pepita es su amiga del cole. Ambos se conocieron en una noche de copas vasos de plástico con ron y coca cola, una vista al mar espectacular y una charla muy amena. Se enamoraron profundamente, y sí a su manera se aman, de esa forma de amor tormentoso que muchas parejas se profesan.

Pero en sus noches de tormenta Pepita llamaba llorando a Amaranta a contarle las monstruosidades que le hacía Pepito. Luego, cagándose de risa, Pepito también iba donde Amaranta a contarle sus hazañas tormentosas.

A Amaranta le empezó a incomodar esta situación, llegó al colmo de todo luego de aquel día en el que Pepita estaba chateando con ella y (sí, nuevamente) le estaba contando sus confidencias de maltratos y humillaciones de parte de Pepito. Como buena amiga Amaranta le aconsejó que no se dejara tratar así (oootra vez) entre muchas otras cosas más. Pero no contenta con esto, Pepita le copió la conversación a Pepito y éste le dijo a Amaranta.
No hubo doble discurso de Amaranta, solo un muy mal rato al estar entre la espada y la pared con sus dos buenos amigos, por lo que después no quiso saber más del tema y espero que la cólera se le pasara antes de volver a hablar con ambos.

Pepita es una chica que muchas veces se puede hacer la muy tonta, pero no lo es. Sabía que estaba en falta e invitaba a su amiguis a comer helados, a ir al cine y a ¡Amiga! hace tiempo no sé nada de ti, hay que vernos para lorear. Obviamente esto, en vez de agradar o generar algún sentimiento positivo en Amaranta, le dio aún más cólera.



¿Por qué? ¿Es que es tan difícil decir disculpas? Todo el mundo puede entender que Pepita esta ciegamente enamorada, que su estilo es el amor tormentoso incluso más allá del amor propio, se entiende, es su primer amor. Porque esas burradas tiende a hacer quien se enamora por primera vez. Todo se entiende hasta que la fregó horrible con su buena amiga Amaranta. Pero ¿esa incapacidad de bajar un poquito la calidad de chica linda y perfecta y decir "Amiga, lo siento", "Amiga, me equivoqué, no volverá a suceder" algo así?

Pues parece que últimamente esta muy de moda fregar al resto y que jamás se le pase por la mente a la gente el pedir unas simples disculpas, parece que tan simples no son. En esta tendencia tan chic en la que se viste uno principalmente del "yo" y lo adorna con espectaculares accesorios de "mírame y escúchame solo a mí" algo así como el "tócame que soy realidad", ¿logra todo esto algo bueno, qué se gana? pues solo se me ocurre que pueden ser más amigos de la misma... ¿cómo se dice ahora? tribu urbana yoistiquera.

No solo lo digo por Pepito y Pepita, pequeño ejemplo de esta tendencia de personalidad.

Solo el otro día me sucedió que por aconsejar a la linda Maricuchita en lo que podía hacer con su economía ahora que empezaba su primer trabajo serio, terminé en tremendo lío. Y dice así... Uno tiene conversaciones con sus amigas más íntimas de los temas familiares de su casa, porque tu íntima amiga es la única que puede escuchar los juicios que tienes de tus familiares sin ofenderse y aconsejarte desde un punto de vista más objetivo ¿no? Pero que tu familia completa se entere de lo que compartes con tus amigas no es la voz.



Ahora que encima se enteren de los juicios que emites (que solo son el reflejo de lo que Maricuchita me contó) tampoco es la voz. Más aún que Maricuchita pretenda que yo me trague su falta de disculpas y que en vez de esas anheladas y casi imposibles disculpas reciba el calificativo de drama queen. Añadámosle que la linda hermana de Maricuchita me mando un mensaje matonazo y mal redactado tanto gramatical como ortográficamente (yo no sé para qué los padres se matan pagando un colegiazo para ese penoso resultado).

Pero bueno, ¿cuál fue el error de Maricuchita para tener que pedir disculpas si ella no hizo nada? He ahí el problema. Si mi hermana se equivoca con un amig@ mí@ no espero juntar a ambos para enseñarle a mi hermana el lindo valor del urbanismo, porque si mi hermana no es amig@ de esa persona, poco le importará quedar bien ante la misma. Y es mucha vaina finalmente. Lo que uno simplemente hace es disculparse en nombre de la desatinada hermana.

Tampoco, como Maricuchita, defiendes el desatino de tu familia señalando defectos de la ajena. Eso fue lo que a mí más me molestó, además de la falta de disculpas... "Tu mamá también saca conclusiones apresuradas y comenta y tu mamá bla bla bla" No solo me molesté, me encolericé, por lo que dejé de hablarle a la linda Maricuchita hasta el día en que finalmente aprendió a disculparse.

En conclusión, aparte de estos específicos y desagradables episodios, veo en la gente una incapacidad de ser humilde cuando se equivoca, pero es algo bárbaro. Humillarse no quiere decir dejarse pisotear por todos o arrodillarse a la voluntad del resto. Es mas bien ser lo suficientemente valiente y seguro de sí mismo como para que admitir tus errores o el hecho de no ser el papi number one no afecte tu amor propio y agrande tu amor al resto.

¿Saben qué? Muchas veces no son las grandes y complicadas políticas de estado o normas de seguridad ciudadana las que se necesitan cambiar, somos nosotros, nuestras prioridades, ¿las estamos escogiendo bien?



Cómo podemos reclamar por aquello que no cumplimos, cambiemos nuestra forma de actuar para cambiar nuestras vidas y las del mundo entero. Creo que esa era la gran revolución que quiso traer Jesús al mundo pero no mucho entendieron. Yo no hablo de ser santos, solo de ser correctos y respetuosos. De qué te sirve  ser el líder del mundo y querer ser siempre el número uno si no sabes tratar al resto, esa filosofía dañina de ser siempre los primeros es la que mengua nuestra capacidad de ser personas humildes. Para mí es más importante eso que ser líder.

 

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