Me mató la muerte


No escribo, no escribo y no escribo
Porque vino la muerte y arrasó con mi inspiración con mi felicidad,
con mi esperanza, con mi confianza, con mi fe.

Porque se llevó a mi perro, a mi casa,
a parte de mi familia, mi trabajo, a mi amiga,
a mi lado desenfrenado.
Porque sé que cada día se acerca a mis padres, 
a mis tíos, a los amigos viejos y enfermos.

No diría que odio a la muerte,
porque para nacer nuevamente necesito morir
y una parte de mí murió con esas personas
por lo que  me ayudó a nacer.

Pero el luto no se lleva en la ropa, se lleva en la mirada caída,
en el pecho acongojado, en la postura encorvada,
en la mirada en el piso.

En que extraño a mi abuela, su casa, mi antiguo trabajo, mi perro,
mis amigos, mi vida desenfrenada,      
la juventud de los que me rodean.

Pero todo eso ya no existe, 
no importa cuanto llore por eso porque ya se fue,
ya se fue mi fe,
pero quiero hacerla renacer y no sé si pueda sola.

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