Mi eterno superman

Hubo una vez una niña, quien cual comercial de speedy, tenía su papá superheroe. En esta época el internet no estaba difundido en nuestro pais, así que la niña siguió pensando que su papá era superheroe. No se trataba solo de la información que él brindaba, sino de la imagen. La niña tuvo una infancia feliz jugando en la calle a las chapadas, encantadas, sardinas y revolcarse en los jardines y la tierra de su barrio sanmiguelino. La niña creció, estudió, trabajó y la vida continuó. Un día su papá les dijo a ella y a todos sus hermanos que él no era superman. Que él no podía con todo, que él era humano, que tenía errores, que a veces le faltaba fuerza suficiente y que toda la soberbia con la que había demostrado que él era más allá de este mundo era mierda. No le ayudó en nada, no lo hizo mejor, quizá peor, pero no trajo consigo ninguna gloria al largo plazo. ¿Acaso tener más de que alardear nos hace mejor persona? Bueno, es sabido que no. Pero, ¿por qué me molesta que los que tienen ...